Ser consciente de lo verdadero y falso
A
través de la conciencia un individuo consigue tener una noción de sí mismo y de
su entorno; es uno de los elementos que asegura la supervivencia de un ser
vivo, pues le permite estar alerta a los peligros y actuar en consecuencia.
Cada vez que oímos, leemos o vemos algo, nuestra mente
consiente será la que le dará el valor a los hechos de la información que el
cerebro está procesando en esos momentos.
Pero
a pesar de los grandes esfuerzos hechos por el hombre a través de los años en
busca de lo que es verdad y mentira, el hombre pudo llegar a comprender que es
la misma conciencia del ser humano la que le da el valor de la verdad misma, al
igual que el valor de la mentira.
El
ser humano a llegado a descubrir que mintiendo, puede manipular a otros, pero
al final la persona que miente sabe que dentro de su conciencia real, solo él o
ella saben la verdad y que al final la verdad llegará. Muchas personas mienten,
porque saben que al mentir están creando algo falso, falso para ellos, y que
esta falsedad puede ser aceptada como real para otros.
La
conciencia es obviamente unas de las maravillas del ser humano y es lo que
realmente nos permite darnos cuenta de lo que somos realmente, criaturas
especiales, resultado de una mente inteligente.
La
conciencia activa te llevará a darte cuenta cómo afectas al otro con tus
pensamientos, tus palabras y tus acciones. Cada cosa que haces incide en
alguien y ese alguien se queda impactado en positivo o en negativo. Ser
consciente es estar de tu lado observando tus acciones y resultados.
La
mentira, en cambio, es una parte habitual de la conducta humana. De hecho, la
mayor parte de los adultos miente por lo menos un poco en su devenir cotidiano.
Pero, ese plus ficcional que los individuos aportan a la narrativa de sus vidas
para hacerla más bella o disimular algunos aspectos poco atractivos, ¿tiene
consecuencias en la salud?
Ser
consciente de quien eres y cómo eres es algo que pocos hacen. Estamos más
orientados a darnos cuenta de quién es y cómo es el vecino, el primo, mi
pareja, la mesera, etc. Y muchas veces te das cuenta de sus defectos o tal vez
de lo que tienen que tú no tienes. Pasamos juicio rápidamente y criticamos sin
tregua. Pero cuando alguien osa criticarte o hacer algún comentario, brincas y
te sorprendes. No lo puedes creer, porque no eres consciente de ti mismo.
Es
entonces cuando nos damos cuenta y somos conscientes de la vida que llevamos
esta forjada en una verdad o una mentira, como dijo Aldous Huxley “Una verdad
sin interés puede ser eclipsada por una falsedad emocionante”. Ser consciente
de mi habilidad para ser consciente lleva tiempo y valor, y no hay que
deseperar.